Frota la levadura fresca entre las manos sobre la harina.
Añade poco a poco el agua salada a la harina y amasa. Incorpora poco a poco el azúcar y el aceite de oliva.
Amasa la masa enérgicamente durante 10 minutos. En cuanto la masa esté elástica y no pegajosa, tápala y déjala reposar a temperatura ambiente durante 2 horas. A continuación, métela en el frigorífico durante 24 horas.
Saca la masa del frigorífico al cabo de un día y déjala tapada a temperatura ambiente durante 2 horas.
Unta la bandeja de horno con aceite de oliva y presiona la masa en el molde rectangular con los dedos. Utiliza las yemas de los dedos para crear pequeños huecos.
Corta los tomates cherry por la mitad y exprime el zumo de tomate sobre la focaccia. A continuación, presiona los tomates exprimidos con el lado cerrado profundamente en la masa. Deja que la foccaccia suba otros 30 minutos.
Espolvorea la focaccia con sal gorda y orégano, rocíala con unas gotas de aceite de oliva y cuécela en el horno precalentado a 180°C durante 25 minutos hasta que esté dorada.